Otro mes con la boca abierta. Camps ha dimitido. Un señor que gana por mayoría absoluta, se marcha de vacaciones permanentes mientras otros señores muy serios, vestidos de negro, deciden si Camps se compró unos trajes de medio pelo o se los regalaron por su cara bonita. Le honra su dimisión. El de la ceja no dimite ni echándole aceite hirviendo.
Y yo me pregunto, cuando a un médico de la Seg.soc., pongamos que además es el director de un hospital, le regalan botellas y jamones por Navidad, ¿no está cometiendo el mismo delito que supuestamente ha cometido el señor Camps? Lo digo porque no sabemos si el regalo es en agradecimiento a la atención sanitaria recibida o que pidió al laboratorio de fulanito tropecientos mil euros en medicamentos, o vete tu a saber por qué.
Es curioso la facilidad que tienen algunos de indignarse con varios metros de tela cosida y sin embargo miran hacia otro lado cuando determinados fulanos nos roban miles y miles y miles de millones a todos. Nos estamos estadounizando por el carnet de partido: según los americanos está feo beneficiarte al colaborador de turno con su beneplácito y ocultárselo a la parienta, pero ni se te ocurra engañar a los electores sobre el tema. Según los zetapeteros, teniendo carnet del PSOE no solo puedes beneficiarte al becario/becaria, sino que puedes contárselo al pariente o parienta y preguntarle si le apetece compartir las ganancias vía subvención disparatada, fondo de reptiles, decoración de un nuevo hogar, tarjeta visa platino o mordida correspondiente por obra pública.
Salvando las distancias, esto es igual a cuando no te dan plaza en un colegio que hay frente a tu casa para el niño, y luego descubres en la pelu que al hijo del concejal Merenganito, que vive en un chalet a 30 km del colegio, se la han dado. Intenta protestar y verás que pronto se presenta un inspector de Hacienda en el trabajo. No importa que seas un honrado cumplidor de la ley, si quieren buscarte las cosquillas te las van a encontrar.
Por lo visto caciques y señoritos siguen campando a sus anchas solo que disfrazados de progres. Hasta los hijos de estos progres se meten un tiempo a perroflautas porque saben que al salir tienen el respaldo de mamá y de papa y del partido. Que le pregunten a la niña mayor de Zetapé. O a Leire, que antes vestía de panceta tocinera progre y ahora viste de salchichilla de marca. Tres sueldos dan mucha cancha ( bueeeenoooo, no hay que ser tan malvada: la pose robada del bikini no estaba mal.)
Me contaba un familiar que había trabajado al servicio de un rico magistrado español, casado con una doña mexicana, cómo la doña contaba hasta los huevos y hacía que el servicio comiera las sobras de los platos de la familia. Tenía que fregar de rodillas, limpiar los cristales aunque estuviese lloviendo. La contrataron por una miseria para ayudar en la cocina y acabó haciendo todas las labores de la casa incluyendo el cuidado de 5 niños. El colmo al pedir permiso para ir a la boda de su hermana y no se lo dieron. Finalmente se marchó dejándo a la doña de ultramar plantada en su maceta de lujo. Y eso que era la época de Franco. Pues bien, en la época de Chaves y de Zetapé, estos señoricos siguen existiendo, pero son tan cínicos que ahora presumen de tener el carnet del puño y la rosa.
Te dan un exaltado discurso a favor del trabajador y luego te hablan del Ferrari que le han comprado a la pareja. Solo hay que enlazar las palabras NOVASOFT, esposa, Ferrari y Junta de Andalucía. A pesar de la crisis hay gente que sigue haciendo negocio con el dinero de todos y vive muy bien.
Espero que el de Novasoft no sea íntimo del "amigo" Rubal o ya me veo en los juzgados como el señor Camps. El motivo es lo de menos, esta gente es tan creativa que lo mismo te encierran por echar un bote de plástico en el contenedor del cristal que ....te quitan todos los puntos de carnet por una infracción en Pontevedra aunque ni tu ni tu coche hayais estado por aquéllos maravillosos lares. Mientras otros salen de la cárcel por la puerta grande a pesar de llevar litros y litros de sangre ajena sobre sus espaldas.
Ánimo señor Camps, no hay mal que cien años dure. ¿O si?